Londres, BETT 2025 y la pregunta incómoda: ¿quién puede pagar el futuro de la educación?
- Vindeya Analítica
- 19 feb
- 5 Min. de lectura
Cuando uno viaja, suelen surgir sentimientos de emoción y felicidad, ya sea por conocer nuevas personas, paisajes, comidas o, claro, por la posibilidad de expandir la experiencia. En enero viajé a Londres por motivos de trabajo y, como era de esperarse, experimenté esa emoción. Sin embargo, también estuvo presente en mí una sensación extraña. Al adentrarme de lleno en el mundo de la tecnología educativa en el BETT 2025[1], un evento que se realiza en Londres, me emocioné mucho, pero fue inevitable no pensar en la brecha existente entre la tecnología que está en las aulas de algunos países y la situación de México, donde en varias escuelas aún no hay electricidad. Esta sensación se agudiza aún más al considerar el contexto actual: el inicio de una guerra tecnológica por el avance de la inteligencia artificial, o cómo los CEOs de empresas apoyan ciertas administraciones. En medio de esta coyuntura, me pregunto: ¿dónde queda la tecnología educativa? Les comparto esta reflexión, surgida a partir de lo visto en el BETT 2025, desde la mirada de un entusiasta de la tecnología, pero con ciertas reservas respecto a su uso y acceso.

Quienes han leído algo de lo que escribo saben que tengo una fuerte inclinación por la tecnología. Aunque soy educador de formación, muchos suelen pensar que soy ingeniero, probablemente porque manejo conceptos y habilidades técnicas del ámbito del software. Les comparto brevemente cómo llegué a construir este perfil híbrido: en 2018 leí un libro sobre Tecnología Educativa (EdTech) escrito por el autor inglés Ben Williamson. Sus ideas tuvieron una gran influencia en mí, y desde entonces decidí especializarme en este campo, que combina los principios de las ciencias de la educación con una base técnica que incluye programación, matemáticas, análisis de big data y, más recientemente, inteligencia artificial, en especial la inteligencia artificial generativa.
Tuve la oportunidad de asistir a uno de los eventos más importantes del mundo sobre EdTech, donde exploré el uso de la IA en la educación. Participé como representante de una empresa mexicana, evaluando software educativo de distintos países para determinar cuáles serían más viables para implementar en México. Durante los días 22, 23 y 24 de enero estuve en Londres, donde conocí las últimas soluciones tecnológicas diseñadas para apoyar y mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Permítanme contextualizar mejor este evento.
Bett UK, antes conocido como British Educational Training and Technology Show, es una feria internacional de tecnología educativa que se celebra anualmente en Londres, Reino Unido. Congrega empresas multinacionales como Microsoft, Google y Apple, además de pequeñas empresas emergentes especializadas en tecnología educativa. Bett UK tiene alcance internacional al organizar eventos satélites en Asia y Brasil, lo que le ha permitido consolidarse como una comunidad global para la tecnología educativa. En 2025, Bett UK celebró su 40º aniversario, posicionándose como un punto de encuentro para educadores, responsables políticos y entusiastas de la EdTech de todo el mundo.

Con más de 600 expositores divididos en cuatro grandes áreas —Teaching & Learning Tech, Management Solutions, Equipment & Hardware y Global Showcase—, se pudo observar lo que se desarrolla para la educación en el mundo. A mi juicio, puedo hacer la siguiente clasificación: los países asiáticos son los principales proveedores de hardware; Europa se centra en servicios de ciberseguridad, protección de datos personales y aplicaciones (software); el norte de África, en especial los países árabes, promocionan sus políticas educativas y buscan atraer estudiantes por medio de becas para estudiar en alguna de sus instituciones; Estados Unidos tiene presencia con sus gigantes tecnológicos (Google, Meta, Microsoft), lo cual no deja mucho espacio para competidores emergentes; y, bueno, América Latina[2] no participa, ni se diga en el caso de México.
Quiero hacer una mención especial a la tendencia que está ganando espacio en este BETT 2025: el área STEM, sí, sin la A[3]. Me impresionó que la mitad, si no es que un poco más, de los expositores estén destinados a promocionar el área STEM. Lo interesante es que a este evento no solo asisten profesionales, educadores y directivos, sino también grupos completos de niños, quienes prueban las soluciones. A modo de cliente que debe evaluar el producto y valorar si le es funcional, muchas áreas están diseñadas para que las y los niños experimenten con el hardware y software. Es increíble cómo desde los tres años se puede comenzar a programar, hacer matemáticas, entender principios de inteligencia artificial y diseñar tu propio robot. No al estilo de Lego, sino con circuitos y tarjetas que hacen parecer al tradicional Arduino una tecnología del pasado.

El principal mercado para el software y hardware STEM es Asia, y cuando comenzamos a hablar con los proveedores sobre Latinoamérica, en especial México, no parecían muy interesados en llevar sus soluciones a nuestra región. Bueno, he de confesar que más de una empresa tiene esa perspectiva. Y hay que decirlo: todo este mundo de EdTech es caro, y más aún lo relacionado con STEM. Por ello, retomo lo que mencioné al principio: es fascinante ver cómo se desarrollan nuevas metodologías para apoyar el aprendizaje, pero es triste y frustrante ver que el acceso, una vez más, queda relegado por el costo. Sin duda, las empresas de tecnología han encontrado un sector muy lucrativo: el área de la educación. En este ámbito, la promesa radica en que, si tu hijo, hija o estudiante se apoya en estas herramientas, podrá participar en las nuevas lógicas de un mundo que se caracteriza por ser rápido y donde la base es la tecnología, sustentada en las áreas STEM.
La tecnología educativa, al igual que la tecnología en general, se desarrolló para el bien común de las personas. Es un principio que ha guiado a nuestra civilización, pero ahora veo que la EdTech, en particular, busca el capital y, claro, mejorar el aprendizaje, ya no de todos, sino de quienes puedan acceder a él.
Quisiera decir que no todo está perdido, pero, por ahora, me queda la impresión de Londres: una gran ciudad histórica y todo lo visto en la vitrina global del BETT 2025. Quise comprar mi robot para aprender a programar, pero lamentablemente no estaba dentro de mi presupuesto. Sin embargo, este viaje no solo me dejó con la nostalgia de lo que no pude adquirir, sino también con una pregunta que resuena en mi mente: ¿cómo podemos democratizar el acceso a la EdTech para que la educación del futuro no sea un privilegio, sino un derecho? ¿Será posible?
[1] Evento global sobre tecnología educativa que reúne a innovadores, educadores y empresas para explorar el futuro del aprendizaje digital.
[2] Aunque el evento también se realiza en Brasil, la participación de empresas latinoamericanas es mínima, y la mayoría son exclusivas del mismo país. No asisten a Londres debido al alto costo que implica pagar un stand en ese lugar.
[3] STEM (Science, Technology, Engineering, and Mathematics) es un enfoque educativo que integra ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. STEAM añade Arts (Artes), promoviendo la creatividad y el pensamiento crítico en la enseñanza de estas disciplinas.
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